Caminaron lo más rápido que pudieron sin tratar de llamar la atención, los policías los ignoran. Están muy cansados, llevan caminando más de media hora, deciden sentarse en una banca en una pequeña plaza en medio del camino, todo seco y sin vida.
Camina una mujer, les da la espalda a ellos que están sentados, esta mujer delgada, morena, su cabello son llamas de fuego que hacen que todo a su alrededor se distorsione, de pronto todo alrededor de ella se ve verde contrastando con el fuego anaranjado que emana su cabello, por un momento sienten que el tiempo está en cámara lenta, ambos quedan petrificados al verla. Cuando recuperan la conciencia ya pasaron más de dos horas, ahora es de tarde, tienen que seguir su camino.